lunes, 13 de abril de 2009

VIGILIA PASCUAL Y DOMINGO DE RESURRECCIÓN

La noche del sábado 11 de abril, se celebró la Vigilia Pascual, donde recordamos y esperamos la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, fue presidida por nuestro párroco Giglio Linfati Cantergiani.
Esta celebración comenzó con la bendición del fuego, que habla del paso de las tinieblas a la luz, de la noche al día. Las tinieblas simbolizan el pecado y la muerte; y la luz simboliza a Cristo Resucitado, y la entrada en procesión al templo alumbrados solamente con las velas y el cirio pascual, el Cirio Pascual, que simboliza a Cristo resucitado y se reparte su fuego para encender las velas que todos los fieles llevan a la celebración, significando que Cristo, "Luz del Mundo", ilumina la vida de los hombres con su Resurrección. Se coloca al frente, en el presbiterio, desde donde domina toda la asamblea.
La Vigilia Pascual es la celebración central de todo el año litúrgico. Es la "noche santa" en la que la Iglesia celebra, en la forma más expresiva, la obra de la redención como memoria, presencia y espera.
Los cristianos recordamos la noche en la cual Cristo sale de la tumba, victorioso de la muerte y esta memoria se hace realidad, porque sabemos que el mismo Cristo resucitado está presente en la comunidad que celebra el gran acontecimiento.

Lo llamamos "vigilia", por la actitud de espera que debe tener el cristiano, según la invitación del evangelio: "Tengan la ropa puesta y mantengan encendidas sus lámparas. Estén como hombres que esperan que su patrón regrese de un casamiento para abrirle la puerta. Dichosos los siervos que el Señor a venir, encuentre despiertos…" (Lc 12, 35-37).

Para todo cristiano este velar adquiere el valor simbólico de la espera de la venida del Señor. Así la Vigilia Pascual se convierte en programa de vida: estar siempre alertas y preparados para nuestro encuentro final con el Señor, Esta liturgia concluye con el himno de acción de gracias que llamamos “Pregón Pascual” en el que se proclama el gran anuncio: “Cristo ha resucitado y vencido a la muerte, ofreciéndonos la vida misma de Dios”.

Posteriormente viene la Liturgia de la Palabra el símbolo de la luz del cirio cede el lugar a la realidad de Cristo, luz del mundo, presente en su Palabra, proclamada en esta noche. En ninguna otra celebración hay tantos textos como en esta. Son nueve lecturas que presentan en síntesis la Historia de la Salvación. Las lecturas se hacen a manera de diálogo entre Dios y la comunidad, cada una está precedida de momentos de silencio, aclamaciones y cantos de salmos. Las siete primeras lecturas se hacen del Antiguo Testamento, para admirar la obra de la Creación (Génesis); recordar los prodigios que hizo Dios con Israel su Pueblo (Éxodo); leer a los profetas que anunciaron la Salvación que Dios realizaría para todos los hombres; las siguientes dos lecturas son, una de San Pablo que anuncia a la nueva Iglesia que Cristo resucitado de entre los muertos, ya no muere más y la más importante, el Evangelio, que narra la Resurrección del Señor.
Luego se inicio la Liturgia Bautismal momentos en que se bendice el agua bautismal, se celebró el Bautismo de 11 niños (as) quienes se prepararon para ingresar en la comunidad cristiana, se renovaron la promesas bautismales por parte de todos los presentes.

Concluida la liturgia Bautismal, se inicia la Liturgia Eucarísticas (Misas), se prepara el altar con los dones del pan y el vino, para hacer presente la Pascua de Cristo, como Él nos lo enseñó. La celebración eucarística es el centro de toda la vigilia. La palabra eucaristía, significa "acción de gracias". En esta noche pascual, la Iglesia celebra su acción de gracias a Padre por habernos dado a su Hijo muerto y resucitado. En esta noche se comprende más que nunca el porqué los primeros cristianos llamaron Eucaristía a la Cena del Señor. Este es el momento en que nació la verdadera Eucaristía: ¡La Pascua!. Por esto, el Misterio de la Noche Pascual culmina en la Eucaristía, que ya no la ofrece Cristo solo, sino en compañía de su Iglesia.

El domingo 12 de abril, celebramos el acontecimiento pascual como "El Día del Señor".
El Cirio Pascual está colocado al frente, cerca del altar, encendido durante todas las celebraciones litúrgicas del tiempo pascual hasta Pentecostés, simbolizando que Cristo Resucitado está presente, presidiendo todas las acciones litúrgicas de su Iglesia.
Este es el Domingo que da sentido a todos los domingos del año. Es el día del triunfo del Señor.
Las lecturas bíblicas de este día contienen lo que llamamos el Kerigma, es decir la proclamación novedosa del acontecimiento pascual y un llamado a vivir los compromisos con Cristo resucitado. Quien vivió la celebración de la víspera en la Vigilia Pascual, puede o no asistir a esta Misa dominical del día siguiente. Con asistir a la Misa solemne de Pascua se cumple el precepto dominical.

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